Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

sábado, 1 de mayo de 2021

San José obrero. Gozos de san José


El 1 de mayo se celebra la fiesta de san José obrero y comienza el mes de María o de las flores. Les propongo los antiguos "gozos" que fueron compuestos por los carmelitas descalzos de Valencia entre los siglos XVII y XVIII, que se siguen cantando en varias iglesias de la ciudad, especialmente durante la celebración de los populares "siete domingos de san José", en los que se rezan "los siete dolores y gozos de san José".

Pues sois santo sin igual
y de Dios el más honrado:

Sed, José, nuestro abogado
en esta vida mortal.


Antes que hubieseis nacido, 

ya fuisteis santificado,
y "ab eterno" destinado
para ser favorecido:
nacisteis de esclarecido
linaje y sangre real.
Sed, José, nuestro abogado
en esta vida mortal.


Vuestra vida fue tan pura
que en todo sois sin segundo:
después de María, el mundo
no vio más santa criatura;
y así fue vuestra ventura
entre todos sin igual.
Sed, José, nuestro abogado
en esta vida mortal.


Vuestra santidad declara
aquel caso soberano,
cuando en vuestra santa mano
floreció la seca vara;
y porque nadie dudara,
hizo el cielo esta señal.
Sed, José, nuestro abogado
en esta vida mortal.


A vista de este portento,
todo el mundo os respetaba,
y parabienes os daba
con alegría y contento;
publicando el casamiento
con la Reina celestial.
Sed, José, nuestro abogado
en esta vida mortal.


Con júbilo recibisteis
a María por esposa,
Virgen pura, santa, hermosa,
con la cual feliz vivisteis,
y por ella conseguisteis
dones y luz celestial.
Sed, José, nuestro abogado
en esta vida mortal.


Oficio de carpintero
ejercitasteis en vida,
para ganar la comida
a Jesús, Dios verdadero,
y a vuestra Esposa, lucero,
compañera virginal.
Sed, José, nuestro abogado
en esta vida mortal.


Vos y Dios con tierno amor
daba el uno al otro vida,
Vos a Él con la comida,
y Él a Vos con su sabor:
Vos le disteis el sudor,
y Él os dio vida inmortal.
Sed, José, nuestro abogado
en esta vida mortal.


Vos fuisteis la concha fina,
en donde con entereza
se conservó la pureza
de aquella Perla divina,
vuestra Esposa, y Madre digna,
la que nos sacó de mal.
Sed, José, nuestro abogado
en esta vida mortal.


Cuando la visteis en Cinta,
fue grande vuestra tristeza;
sin condenar su pureza,
tratabais vuestra jornada;
estorbóla la embajada
de aquel Nuncio celestial.
Sed, José, nuestro abogado
en esta vida mortal.


No tengáis ¡oh José! espanto,
el Paraninfo decía:
lo que ha nacido en María,
es del Espíritu Santo:
vuestro consuelo fue tanto,
cual pedía caso tal.
Sed, José, nuestro abogado
en esta vida mortal.


Vos sois el hombre primero
que visteis a Dios nacido;
en vuestros brazos dormido 
tuvisteis aquel Lucero,
siendo vos el tesorero
de aquel inmenso caudal.
Sed, José, nuestro abogado
en esta vida mortal.


Por treinta años nos guardasteis
aquel Tesoro infinito
en Judea, y en Egipto
a donde lo retirasteis;
entero nos conservasteis
aquel rico mineral.
Sed, José, nuestro abogado
en esta vida mortal.


Cuidado, cuando perdido,
os causó y gran sentimiento
que se os volvió en contento
del cielo restituido;
de quien siempre obedecido
sois con amor filial.
Sed, José, nuestro abogado
en esta vida mortal.


A vuestra muerte dichosa,
estuvo siempre con Vos
el mismo humanado Dios,
con María vuestra Esposa:
y para ser muy gloriosa,
vino un coro angelical.
Sed, José, nuestro abogado
en esta vida mortal.


Con Cristo resucitasteis
en cuerpo y alma glorioso,
y a los cielos victorioso
vuestro Rey acompañasteis,
a su derecha os sentasteis
haciendo coro especial.
Sed, José, nuestro abogado
en esta vida mortal.


Allá estáis como abogado
de todos los pecadores,
alcanzando mil favores
al que os llama atribulado:
ninguno desconsolado
salió de este tribunal
Sed, José, nuestro abogado
en esta vida mortal.


Los avisos que leemos
de Teresa nuestra madre,
por abogado y por padre
nos exhorta que os tomemos:
el alma y cuerpo sabemos
que libráis de todo mal
Sed, José, nuestro abogado
en esta vida mortal.


Pues sois santo sin igual
y de Dios el más honrado,

Sed, José, nuestro abogado
en esta vida mortal.

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