Una leyenda medieval cuenta que los santos hermanos Lázaro, Marta y María se fueron a vivir a la Provenza francesa después de la resurrección del Señor y que fueron los evangelizadores de la zona.
Entre otras cosas fantásticas, cuenta la leyenda que en el término de Tarascón había un dragón que aterrorizaba a la ciudad. Además de echar fuego por la boca, tenía seis patas, cuerpo de oso con caparazón de tortuga a las espaldas y cola terminada en aguijón venenoso.
Santa Marta lo venció derramando agua bendita sobre él, lo encadenó y lo convirtió en un animal de compañía. Por eso se la representa muchas veces con un calderillo y un hisopo en las manos y con un dragón a sus pies.
El "tarascón" o la "tarasca" (el dragón de santa Marta) fue un personaje muy popular en el folklore antiguo y lo encontramos presente en muchas representaciones artísticas, como símbolo del mal, siendo parte integrante de muchas procesiones (especialmente el día del Corpus Christi) y fiestas populares hasta el presente.
Veamos algunas tarascas que aún hoy siguen desfilando en distintas procesiones el día del Corpus:
La primera es de la ciudad de Granada y, con motivo de la pandemia, no va pisada por santa Marta, sino por una sanitaria con mascarilla.
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