Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

sábado, 30 de junio de 2012

Ejercicios espirituales

Los amigos del fútbol (y de los deportes en general) han disfrutado de los campeonatos europeos y ya están pensando en las próximas olimpíadas de Londres. Los deportistas se preparan con muchas horas de ejercicio físico para estar en forma. Como no somos solo cuerpo, para que el alma funcione bien tan necesarios son los ejercicios espirituales como los ejercicios físicos. Si no caminamos ni nos movemos, los músculos se atrofian y cada vez nos resulta más difícil realizar cualquier ejercicio. Es una pena ver cuántas almas atrofiadas hay en el mundo.

Santa Teresa de Jesús habla de "almas tullidas", que son las que no conocen sus grandes capacidades espirituales ni las usan, porque andan siempre ocupadas en cosas exteriores y no tienen tiempo para las otras:
"No es pequeña lástima y confusión que, por nuestra culpa, no nos entendamos a nosotros mismos ni sepamos quiénes somos. ¿No sería gran ignorancia, hijas mías, que preguntasen a uno quién es, y no se conociese ni supiese quién fue su padre ni su madre ni de qué tierra? Pues si esto sería gran bestialidad, sin comparación es mayor la que hay en nosotras cuando no procuramos saber qué cosa somos, sino que nos detenemos en estos cuerpos, y así a bulto (porque lo hemos oído y porque nos lo dice la fe) sabemos que tenemos almas. Mas qué bienes puede haber en esta alma o quién está dentro de esta alma o el gran valor de ella, pocas veces lo consideramos; y así se tiene en tan poco conservar su hermosura: todo se nos va en la grosería del engaste o cerca de este castillo, que son estos cuerpos" (primeras Moradas 1,2). Los ejercicios espirituales nos ayudan a descubrir la gran belleza y capacidades de nuestras almas.

Mañana, si Dios quiere, comienzo una tanda de ejercicios para religiosas en Roma. En el mes de agosto tengo tres tandas abiertas a todos en España: del 1 al 7 de agosto en el Desierto de las Palmas, del 9 al 16 de agosto en Zaratán (Valladolid) y del 29 de agosto al 2 de septiembre en Úbeda, en la misma casa donde murió san Juan de la Cruz. Si alguien se anima, será bienvenido.

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