Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

jueves, 26 de noviembre de 2020

La corona de Adviento


La corona de Adviento es cada día más popular. Si se introduce en google "corona de adviento" salen cerca de dos millones de entradas y si se introduce en inglés "advent wreath" salen más de once millones. En la mayoría de nuestras iglesias (y en muchas casas también) se tiene la tradición de encender sus velas en este tiempo que precede a la Navidad.

La corona de Adviento consta de cuatro velas, adornadas con ramas verdes, que corresponden a las cuatro semanas de este tiempo litúrgico. Normalmente son moradas, como las vestiduras litúrgicas de Adviento, aunque a veces la del tercer domingo es rosa (el color litúrgico del día). En algunos casos se añade una quinta vela blanca en el centro, que se enciende el día de Navidad. De todas formas, el color de las velas no es importante y se pueden usar los colores que se quiera.

Cada domingo (en las primeras vísperas o en la celebración de la eucaristía) se enciende una vela, indicando que la luz de Cristo crece en los creyentes a medida que se acercan las fiestas de Navidad.

El bendicional contiene una oración de bendición de la corona de Adviento, lo que la convierte en un sacramental, aceptado por la Iglesia y propuesto a los fieles. Así la explica la congregación para el culto divino:

"La corona de Adviento, cuyas cuatro luces se encienden progresivamente, domingo tras domingo hasta la solemnidad de Navidad, es memoria de las diversas etapas de la historia de la salvación antes de Cristo y símbolo de la luz profética que iba iluminando la noche de la espera, hasta el amanecer del Sol de justicia (cf. Mal 3,20; Lc 1,78)".

A continuación les propongo una oración para recitar cada semana al encender la vela correspondiente:

Primer domingo. Encendemos, Señor, esta luz en este primer domingo de Adviento, para mantenernos despiertos, como centinelas atentos ante el Hijo del Hombre, que viene para despertar nuestra débil y adormilada esperanza. Señor, que en nuestro entorno seamos testigos de tu luz y motivos creíbles de esperanza. ¡Marana tha, ven, Señor, Jesús!

Segundo domingo. Deseamos, Señor, con esta segunda luz que encendemos, que intensifiques el resplandor de tu rostro para los que viven en tinieblas y en sombras de muerte. Que la luz de tu presencia alumbre nuestras vidas. Allana nuestros caminos de acceso hacia ti, para que sepamos encontrarte en todos nuestros hermanos. ¡Marana tha, ven, Señor, Jesús!

Tercer domingo. Encendemos, Señor, esta tercera luz del Adviento porque queremos dar testimonio de tu luz, como hizo Juan el Bautista. Que el fuego de tu Espíritu encienda nuestros corazones y los convierta en luminarias para los demás. Que nos inunde el gozo de saber que estás siempre cerca de los que te invocan. ¡Marana tha, ven, Señor, Jesús!

Cuarto domingo. Encendemos, Señor, esta cuarta luz, renovando nuestro deseo de llegar limpios e irreprochables a tu gran día sin ocaso. Oh Dios, restáuranos; que brille tu rostro y nos salve. Te necesitamos, Cristo, a ti, luz viva y verdadera, para iluminar los caminos que nos conducen a la salvación. Que te alumbremos, como María, aurora del Sol naciente, en nuestras palabras y obras. ¡Marana tha, ven, Señor, Jesús!

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