martes, 16 de junio de 2015
Dios en el corazón...
Siempre que vengo al Desierto de las Palmas, la hermana Josefina me recuerda que, cuando yo era más joven, solía decir: "Dios en el corazón, la mente en la eternidad y el mundo bajo los pies". No sé dónde lo leí por primera vez, pero en algunos momentos de mi vida esta frase me sirvió de estímulo en mi caminar, especialmente cuando la enfermedad me daba más guerra. Ahora estoy mucho mejor que en otras épocas, pero no quiero que nunca se me olviden tan buenos deseos. El Señor nos conceda conservar siempre su presencia en el corazón. Amén.
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