Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

lunes, 9 de agosto de 2021

Santa Edith Stein, copatrona de Europa


El 9 de agosto se celebra la fiesta de santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein), una de las figuras más fascinantes del siglo XX. Filósofa de origen judío convertida al cristianismo después de leer el libro de la Vida de santa Teresa de Ávila, carmelita descalza y mártir del nazismo.

El P. Rafael Walzer, abad benedictino de Beuron, fue su amigo y su director espiritual desde que ella se convirtió al catolicismo hasta su muerte.

La definió como una mujer «con una vida interior de extraordinaria sencillez, de honda profundidad, de rara serenidad».

¿Cómo se compagina esa «extraordinaria sencillez» con su infatigable actividad intelectual y docente?

No olvidemos que Edith Stein fue una de las primeras mujeres en doctorarse en filosofía, activista feminista, defensora del derecho de voto para la mujer y de la libertad de pensamiento y expresión para todos, escritora de numerosos volúmenes de filosofía y teología, conferenciante en varios países de Europa, que hablaba y escribía con fluidez en alemán, inglés, francés, holandés, latín...

En la ceremonia de su beatificación, en 1987, Juan Pablo II afirmó: «Estamos ante una personalidad que reúne en su rica vida una síntesis dramática de nuestro siglo. La síntesis de una historia llena de heridas profundas que siguen doliendo aún hoy; síntesis al mismo tiempo de la verdad plena sobre el hombre, en un corazón que estuvo inquieto e insatisfecho hasta que encontró descanso en Dios».

En la ceremonia de canonización, en 1998, añadió: «Al comienzo, su ideal fue la libertad. Durante mucho tiempo Edith Stein vivió la experiencia de la búsqueda. Su mente no se cansó de investigar, ni su corazón de esperar. Recorrió el camino arduo de la filosofía con ardor apasionado y, al final, fue premiada: conquistó la verdad; más bien, la Verdad la conquistó. En efecto, descubrió que la verdad tenía un nombre: Jesucristo, y desde ese momento el Verbo encarnado fue todo para ella. Al contemplar, como carmelita, ese período de su vida, escribió a una benedictina: “Quien busca la verdad, consciente o inconscientemente, busca a Dios”».

Y en el «Motu proprio» en el que la declaró copatrona de Europa, en 1999, escribió: «Teresa Benedicta de la Cruz transcurrió su existencia en diversos países de Europa y con su vida de pensadora, mística y mártir, lanzó como un puente entre sus raíces judías y la adhesión a Cristo, moviéndose con segura intuición en el diálogo con el pensamiento filosófico contemporáneo y, en fin, proclamando con el martirio las razones de Dios y del hombre en la inmensa vergüenza de la “shoah”. Se ha convertido así en la expresión de una peregrinación humana, cultural y religiosa que encarna el núcleo profundo de la tragedia y de las esperanzas del continente europeo».

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