Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

lunes, 29 de agosto de 2022

Laudes para la fiesta del martirio de san Juan Bautista


El 29 de agosto se celebra la fiesta del martirio de san Juan Bautista, el hijo de Zacarías e Isabel, que preparó el camino para la manifestación de Jesús como mesías.

Les invito a orar con la liturgia de la Iglesia en esta conmemoración del profeta san Juan Bautista.

Invitatorio

- Venid, adoremos al Cordero de Dios, a quien Juan precedió en el martirio.

(Salmo 66. Que todos los pueblos alaben al Señor)

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores.

- Venid, adoremos al Cordero de Dios, a quien Juan precedió en el martirio.

Sabed que el Señor es Dios,
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.

- Venid, adoremos al Cordero de Dios, a quien Juan precedió en el martirio.

Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre.

- Venid, adoremos al Cordero de Dios, a quien Juan precedió en el martirio.

El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.

- Venid, adoremos al Cordero de Dios, a quien Juan precedió en el martirio.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, 
por los siglos de los siglos. Amén.

- Venid, adoremos al Cordero de Dios, a quien Juan precedió en el martirio.

Himno

Pastor que, sin ser pastor,
al buen Cordero nos muestras,
precursor que, sin ser luz,
nos dices por dónde llega,
enséñanos a enseñar
la fe desde la pobreza.

Tú que traes un bautismo
que es poco más que apariencia
y al que el Cordero más puro
baja buscando pureza,
enséñame a difundir
amor desde mi tibieza.

Tú que sientes como yo
que la ignorancia no llega
ni a conocer al Señor
ni a desatar sus correas,
enséñame a propagar
la fe desde mi torpeza.

Tú que sabes que no fuiste
la Palabra verdadera
y que sólo eras la voz
que en el desierto vocea,
enséñame, Juan, a ser
profeta sin ser profeta. Amén.

Salmodia

Antífona 1: El Señor extendió la mano y me tocó la boca, y me nombró profeta de los gentiles. 

(Salmo 62. El alma sedienta de Dios)

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, 
mi alma está sedienta de ti; 
mi carne tiene ansia de ti, 
como tierra reseca, agostada, sin agua. 

¡Cómo te contemplaba en el santuario 
viendo tu fuerza y tu gloria! 
Tu gracia vale más que la vida, 
te alabarán mis labios. 

Toda mi vida te bendeciré 
y alzaré las manos invocándote. 
Me saciaré como de enjundia y de manteca, 
y mis labios te alabarán jubilosos. 

En el lecho me acuerdo de ti 
y velando medito en ti, 
porque fuiste mi auxilio, 
y a la sombra de tus alas canto con júbilo; 
mi alma está unida a ti, 
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: El Señor extendió la mano y me tocó la boca, y me nombró profeta de los gentiles. 

Antífona 2: Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado y santo, y lo defendía. 

(Dan 3,57-88. Toda la creación alabe al Señor)

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor, 
ensalzadlo con himnos por los siglos. 

Ángeles del Señor, bendecid al Señor; 
cielos, bendecid al Señor. 

Aguas del espacio, bendecid al Señor; 
ejércitos del Señor, bendecid al Señor. 

Sol y luna, bendecid al Señor; 
astros del cielo, bendecid al Señor. 

Lluvia y rocío, bendecid al Señor; 
vientos todos, bendecid al Señor. 

Fuego y calor, bendecid al Señor; 
fríos y heladas, bendecid al Señor. 

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor; 
témpanos y hielos, bendecid al Señor. 

Escarchas y nieves, bendecid al Señor; 
noche y día, bendecid al Señor. 

Luz y tinieblas, bendecid al Señor; 
rayos y nubes, bendecid al Señor. 

Bendiga la tierra al Señor, 
ensálcelo con himnos por los siglos. 

Montes y cumbres, bendecid al Señor; 
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor. 

Manantiales, bendecid al Señor; 
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor; 
aves del cielo, bendecid al Señor. 

Fieras y ganados, bendecid al Señor, 
ensalzadlo con himnos por los siglos. 

Hijos de los hombres, bendecid al Señor; 
bendiga Israel al Señor. 

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor; 
siervos del Señor, bendecid al Señor. 

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor; 
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor. 

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor, 
ensalzadlo con himnos por los siglos. 

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo, 
ensalcémoslo con himnos por los siglos. 

Bendito el Señor en la bóveda del cielo, 
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

Antífona 2: Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado y santo, y lo defendía. 

Antífona 3: Herodes escuchaba con gusto a Juan, y, cuando lo escuchaba quedaba desconcertado. 

(Salmo 149. Alegría de los santos)

Cantad al Señor un cántico nuevo, 
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles; 
que se alegre Israel por su Creador, 
los hijos de Sión por su Rey. 

Alabad su nombre con danzas, 
cantadle con tambores y cítaras; 
porque el Señor ama a su pueblo 
y adorna con la victoria a los humildes. 

Que los fieles festejen su gloria 
y canten jubilosos en filas: 
con vítores a Dios en la boca 
y espadas de dos filos en las manos: 

para tomar venganza de los pueblos 
y aplicar el castigo a las naciones, 
sujetando a los reyes con argollas, 
a los nobles con esposas de hierro. 

Ejecutar la sentencia dictada 
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Herodes escuchaba con gusto a Juan, y, cuando lo escuchaba quedaba desconcertado.

Lectura (Is 49,1-2)

Estaba yo en el vientre, y el Señor me llamó; en las entrañas maternas, y pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardo en su aljaba. 

Responsorio

V. Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él ha dado testimonio de la verdad.
R. Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él ha dado testimonio de la verdad.
V. Juan era la lámpara que ardía y brillaba.
R. Y él ha dado testimonio de la verdad.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él ha dado testimonio de la verdad.

Benedictus

Antífona: El amigo del esposo, que lo asiste y lo oye, se alegra con la voz del esposo; pues esta alegría mía está colmada.

(Lc 1,68-79. Cántico de Zacarías: El mesías y su precursor)

Bendito sea el Señor, Dios de Israel, 
porque ha visitado y redimido a su pueblo, 
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo, 
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos 
y de la mano de todos los que nos odian; 
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor, 
arrancados de la mano de los enemigos, 
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, 
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, 
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas 
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona: El amigo del esposo, que lo asiste y lo oye, se alegra con la voz del esposo; pues esta alegría mía está colmada.

Preces

Oremos a Cristo, el Señor, que envió a Juan a preparar sus caminos delante de él, y digámosle: 
— Visítanos, Sol que naces de lo alto. 

Tú que hiciste que Juan saltara de gozo en el vientre de Isabel, 
— haz que nos alegremos siempre de tu venida a este mundo. 

Tú que, por las palabras y obras del Bautista, nos has señalado el camino de la penitencia, 
— convierte nuestros corazones a la observancia de los mandamientos de tu reino. 

Tú que quisiste ser anunciado por boca de hombre, 
— envía al mundo entero heraldos de tu Evangelio.

Tú que quisiste ser bautizado en el Jordán, para que se cumpliera así todo lo que Dios quería, 
— haz que nos esforcemos sinceramente en el cumplimiento pleno de la voluntad divina. 

Unidos a los santos del cielo, oremos como nos enseñó Jesús, diciendo confiadamente: Padre nuestro...

Oración

Padre santo, tú has querido que san Juan Bautista fuese el precursor del nacimiento y de la muerte de tu Hijo; concédenos, por su intercesión, que, así como él murió mártir de la verdad y de la justicia, luchemos nosotros valerosamente por la confesión de nuestra fe. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Amén.

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