Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

martes, 15 de agosto de 2017

María, madre de la libertad


En unión con toda la Iglesia celebramos la asunción de nuestra Señora a la gloria del cielo. La asunción de María nos muestra nuestro destino como hijos adoptivos de Dios y miembros del cuerpo de Cristo. Como María, nuestra madre, estamos llamados a participar plenamente en la victoria del Señor sobre el pecado y sobre la muerte y a reinar con él en su reino eterno. Esta es nuestra vocación.

La “gran señal” que nos presenta la primera lectura nos invita a contemplar a María entronizada en la gloria junto a su divino Hijo. Nos invita a tomar conciencia del futuro que también hoy el Señor resucitado nos ofrece.

En la segunda lectura hemos escuchado a san Pablo diciéndonos que Cristo es el nuevo Adán, cuya obediencia a la voluntad del Padre ha destruido el reino del pecado y de la esclavitud y ha inaugurado el reino de la vida y de la libertad. La verdadera libertad se encuentra en la acogida amorosa de la voluntad del Padre. 

De María, llena de gracia, aprendemos que la libertad cristiana es algo más que la simple liberación del pecado. Es la libertad que nos permite ver las realidades terrenas con una nueva luz espiritual, la libertad para amar a Dios y a los hermanos con un corazón puro y vivir en la gozosa esperanza de la venida del reino de Cristo.

Hoy, venerando a María, reina del cielo, nos dirigimos a ella  y le pedimos que nos ayude a ser fieles a la libertad real que hemos recibido el día de nuestro bautismo, que guíe nuestros esfuerzos para transformar el mundo según el plan de Dios, y que haga que la Iglesia sea levadura de su reino en medio de la sociedad.

Dirijámonos a María e imploremos la gracia de gozar de la libertad de los hijos de Dios, de usar esta libertad con sabiduría para servir a nuestros hermanos y de vivir y actuar de modo que seamos signo de esperanza, esa esperanza que encontrará su cumplimiento en el reino eterno, allí donde reinar es servir. Amén.

Esta homilía fue pronunciada por el papa Francisco en Corea, el 15 de agosto de 2014. Me parece que es muy interesante, por lo que merece la pena recordarla hoy. ¡Feliz día de la asunción a todos los lectores de mi blog! El Señor nos fortalezca en la esperanza y nos enseñe a vivir en la libertad de los hijos de Dios.

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